Miércoles, 22 de julio de 2009
Localizado en la costa de Cádiz el antiguo puerto de Trafalgar: a 15 metros bajo tierra y a 50 metros de profundidad en el mar

Este investigador español localizó en su día nuevas salas en las pirámides de Gizeh, no conocidas anteriormente. Los mismos métodos utilizados entonces, basados en señales de radar desde el aire, han sido la clave para encontrar el antiguo puerto de Trafalgar y numerosos restos arqueológicos.
Los restos localizados son anteriores a la etapa romana. Los expertos consultados no pueden precisar el origen exacto mientras no se investigue más en las profundidades del Estrecho, aunque se apunta que son construcciones fenicias y de épocas posteriores.
Según ha dicho a El Confidencial Digital Joaquím Casellas, “se trata de los restosarqueológicos más importantes descubiertos hasta ahora en España”. El hallazgo tiene una longitud de “2, 4 kilómetros por 2, 3”, y el puerto “se extiende por tierra 15 km. de longitud y más de 3 kilómetros de ancho”. La parte sumergida está a unos 50 metros de profundidad.
“El puerto, de color rojo, es independiente al resto en verde y su entorno está lleno de naufragios y restos arqueológicos. Posteriormente se construyó un puerto sumamente importante (de color rojo) que está ubicado encima del resto”.
Sobre el esquema del puerto, “es el mismo diseño que detectamos en las Ruinas de Ampurias”, dice Casellas, que considera lo más destacado “la construcción geométricay sus grandes dimensiones”. En cuanto a la muralla, “creemos que el mineral empleado se extrajo del pueblo de Vejer de la Frontera”.
Los restos en tierra firme del antiguo puerto de Trafalgar están a una profundidad de 15 metros –dependiendo de la zona- y la muralla cuenta con 30 metros de altura, según describe la señal de radar.
Según Casellas, las inmersiones en la zona para ampliar su investigación están prohibidas, por lo que han empleado, sobre medios aéreos, un radar capaz de registrar indicios hasta los 400 metros de profundidad, un equipo “diseñado para rastrear en grandes extensiones”.
Se trata –explica- del “mismo radar que utilizamos con Zahi Hawass para localizarnuevas salas y conductos en el interior de la pirámide de Keops con más de 390 kilómetros de canales en Egipto que circulan hasta el Golfo de Suez”.
Según Casellas, en tierra firme hasta la zona de Cádiz hay dos puertos más. 
El experto afirma que “el coste de estas expediciones es muy bajo, si tenemos en cuenta que en pocos días podemos localizar zonas muy amplias con restos de enorme valor. Esto permite a los arqueólogos una perspectiva del terreno mucho más amplia y detallada. Hemos conseguido evolucionar una técnica que permite economizar la parte más complicada y cara de la investigación arqueológica”.
Opina Casellas que hay antiguas culturas que “quizás jamás se descubran debido a los altos costes que generan la complicada estructura arqueológica actual, que al final pagamos todos. La arqueología en España podría estar en pocos años en un punto muerto, cuando tenemos un patrimonio histórico mundial que mostrar”.
En cuanto a los naufragios y la búsqueda de pecios, considera que “el efecto Odysseyha provocado una reacción en España. Aun con las nuevas leyes, no se va a conseguir ninguna mejora definitiva si no hay interés político en la arqueología”.

Tesoros hundidos en el Golfo de Cadiz

Tesoros hundidos en el Golfo de Cadiz

(El Pais) "En el golfo de Cádiz hay más oro que en el Banco de España". Esta frase, atribuida al catedrático de arqueología Manuel Martín Bueno, sigue alentando la leyenda de las costas gaditanas y onubenses, donde duermen los restos de naufragios históricos. Dicen que éste es el mayor cementerio de galeones del mundo. Pero los trabajos arqueológicos apenas han podido recuperar una mínima parte de este camposanto marítimo. E historiadores y aficionados al buceo coinciden en culpar a la Administración de desidia, en comparación con otros Gobiernos extranjeros.
La presencia en Gibraltar del Odyssey Explorer, uno de los mejores barcos de una compañía cazatesoros estadounidense, ha vuelto a encender el interés por los tesoros subacuáticos. Esta empresa, con el acuerdo del Gobierno de Londres, quiere recuperar el Sussex, el buque insignia de la flota británica en el Mediterráneo hasta su naufragio en 1690 en medio de una tormenta. Con él, se hundieron quinientos hombres. Y nueve toneladas de monedas de oro, que ahora se valoran en 4.000 millones de euros. La búsqueda del botín se ha paralizado después de que la Junta de Andalucía, alertada por la Guardia Civil, comprobara que estos trabajos carecen del correspondiente permiso.

Entre Ayamonte (Huelva) y Tarifa (Cádiz) descansan los restos de 800 navíos hundidos entre los siglos XVI y XIX, más de 100 con valiosos tesoros. Muchos de ellos naufragaron tratando de embocar el Guadalquivir rumbo a Sevilla, donde concluía el comercio con las Indias. Otros, más al sur, entre las difíciles corrientes del Estrecho en plena ruta al Mediterráneo. Están también los barcos heridos de guerra. En esas aguas, se libró, hace 200 años, la batalla de Trafalgar, que enfrentó a las flotas británica y franco-española. Sólo en esa contienda se hundió casi una veintena, la mayoría, en el temporal posterior que duró ocho días.

Todo buzo que se haya sumergido en el golfo de Cádiz presume de haber visto un cañón de Trafalgar. O un ancla rodeada de moluscos. Incluso las municiones nunca disparadas, inofensivas ahora, depositadas sobre el fondo marino. "Es un viaje en el tiempo", explica un experto submarinista, que prefiere permanecer en el anonimato. No hay cascos de navíos visibles, horadados implacablemente por el teredo navalis, un gusano que destruye las maderas sumergidas. Los buceadores ubican con sorprendente claridad dónde están los restos de cada barco. El Santísima Trinidad, en Zahara de los Atunes. El Bucentaure, en la gaditana playa de la Caleta. Y presumen de haberse adelantado a las indagaciones del Centro de Arqueología Subacuatica (CAS) que la Junta creó hace una década para liderar estos trabajos.

Los arqueólogos del Gobierno andaluz, en colaboración con la fundación americana RPM Nautical y National Geographic Magazine, andan ahora inmersos en localizar e identificar los restos de esa batalla. En aguas del faro de las Puercas, frente a la alameda gaditana, se han localizado tres yacimientos. Entre Conil y Sancti Petri, se cuentan noventa cañones, dos grandes anclas y diversa munición. Los mismos elementos vistos muchas veces por los submarinistas de la zona.

No existe un gran entendimiento entre los buzos deportivos gaditanos y el CAS. Los responsables del centro arqueológico denuncian los expolios y los robos de abundante material. Los submarinistas se dan por aludidos y critican la generalización de las acusaciones. El sueño de muchos de ellos es poder colaborar en alguna expedición pero sienten que les cierran las puertas. "Sé del caso de dos buzos de San Fernando que encontraron algunos restos, lo comunicaron al CAS y no les dieron ni las gracias", explica un instructor de buceo. El recelo del colectivo ha frenado el intercambio de información con la Junta.

Los buceadores reconocen la tentación de llevarse pequeños objetos a casa. También hablan de la existencia de un mercado negro de restos. Pero mantienen que ha sido la Administración la que ha permitido las mayores atrocidades. Como el dragado de la canal de entrada al puerto de Cádiz en los ochenta. "Por los tubos salían cerámicas y ánforas destrozadas", recuerdan.

Contra los expoliadores están las multas. La más alta, 105.000 euros, se la impusieron a Adolfo Bosch Lería, Fofi, conocido buzo de San Fernando, a quien le fue incautada en 1992 su colección particular con más de 1.000 piezas. Desde entonces, Fofi mantiene una infructuosa batalla legal contra la Administración. Esa sanción marcó un antes y un después para los submarinistas. "Se impuso la ley del miedo", reconocen. En los últimos años, la Guardia Civil ha intensificado su vigilancia en las costas. En esa labor descubrió la presencia del Odyssey buscando el Sussex. Un conflicto cultural en el mar que puede acabar en los tribunales internacionales. Para el presidente de la Asociación para el Rescate de Galeones españoles, Juan Manuel Gracia, lo mejor es un acuerdo: "Que España se lleve una parte antes de que no se lleve nada".

Gracia lamenta el contraste entre el interés de las empresas internacionales y gobiernos de otros países con la "desidia" demostrada por la administración española para tratar de recuperar los tesoros. Una idea que comparten muchos historiadores gaditanos como Julio Terrón: "Ya es hora de que comencemos a rescatar los objetos de los naufragios y de que se creen museos adecuados". Hasta ahora, el CAS ha elaborado algunos catálogos y expuesto algunas piezas. Pero el mayor museo sigue siendo el sumergido.

Los resultados del silencioso trabajo del centro arqueológico para investigar los hundimientos de la batalla de Trafalgar podrían permanecer bajo el mar. La UNESCO, con la que España suscribió un convenio en esta materia en 2001, recomienda no extraer ningún resto del fondo marino salvo que exista peligro de destrucción o robo. Los vestigios de la contienda se quedarían donde están.

A expensas de los viajes en el tiempo de los buzos curiosos por esa Historia que ha echado el ancla en el golfo de Cádiz. 

TRAFALGAR- 1805

LA GRAN BATALLA


Escrito por: P.Argenter Leído 28.109 veces.


Se conmemora el Bicentenario de la gran batalla en la que España perdió su estatus de primera potencia marítima. La batalla que enfrentó a España, Inglaterra y Francia el 21 de octubre de 1805. Hace un par de meses, el 28 de junio desde el Puerto de Portsmouth (Inglaterra) se rindieron homenajes a los héroes y a los fallecidos de aquel día. Presentes estaban miembros de la familia real británica y algunos navíos españoles y franceses, que se sumaron a grandes festejos, en contra del dolor que sintió nuestro país, por aquella derrota durante el periodo conmemorativos en G.Bretaña.

Por ello, queremos rendir un pequeño pero sentido homenaje a los caídos en el frente y con la forma más sencilla describir lo que ocurrió en el cabo de Trafalgar-Cádiz y conocer los almirantes que encabezaron la batalla por los tres bandos).
España estaba aliada a la potencia francesa y bajo el mando de los almirantes Pierre Villeneuve y el español Federico Gravina que entre ambos contaban con 33 embarcaciones, se enfrentó a la armada inglesa de Horacio Nelson con 27 embarcaciones. Al principio, la superioridad de los navíos españoles debería, en teoría, darnos la victoria, pero no fue así.
Conozcamos a los dos protagonistas que dirigieron el bando hispano-franco que acudió a Trafalgar.
Almirante Pierre Charles Silvestre de Villeneuve (1763-1805)Este almirante francés de ascendencia aristocrática, fue el elegido para dirigir los destinos del bando español y francés. Villeneuve nació en1763 a Valensole. Entró al servicio de la marina francesa en 1779, en el grupo de guardiamarinas de Toulon. Con la subida de los rebeldes de la revolución, Villeneuve se hace con el cargo de Capitán de Vaisseau en 1793. En 1796 sería nombrado contra-almirante y seguidamente es enviado a Egipto, bajo las ordenes del almirante Brueys y en la que participó en la batalla de Aboukir que enfrentó a Nelson con Napoleón. Después, participaría en Trafalgar, pero aunque no sufriera tantas heridas como Gravina, murió suicidándose en 1805, apuñalándose en el corazón seis veces, en Rennes-



Hay quien dice que murió durante la travesía de Francia a Londres, como preso político.
Almirante Federico Gravina (1756-1805)Nacido en Palermo, Italia, en 1756 era hijo del noble catalán Joan de Gravina y Montcada, Duque de St. Miguel. En 1775 entró al servicio de la marina española de Carlos III y su primera hazaña fue en la batalla que tomó posesión de la isla de Sta. Catalina. En 1782 participó en la reconquista por parte de España de la isla de Menorca (Baleares) y al año siguiente en el intento de reconquista de Gibraltar bajo el poder británico. En ese mismo año participa en las campañas contra los piratas que asolían el norte de África, justo en la zona del Argel. En 1793 Gravina se enfrenta a las causas de la Revolución Francesa y por aquel entonces, España estaba aliada a Inglaterra, participó en el Sitio de Tolón y costa del norte de Cataluña con la armada española. Por cuestiones del destino, España deja su alianza con Inglaterra y se une a Francia en 1796 y es cuando Gravina deberá enfrentarse a los ataques británicos en los puertos de Cadiz, el Ferrol o Brest. Luchó en Trafalgar en la guerra de la Tercera Coalición por el bando español a bordo del “Príncipe de Asturias”. Murió a causa de las heridas que le ocasionó la batalla de Trafalgar en 1805.
Cosme Churruca de Elorza: (1761-1805) Cosme Damián Churruca de Elorza nace en Mutriku (Euskadi) en 1761. Este marino vasco tenia una gran preparación naval. Antes de participar en la gran batalla de Trafalgar, había participado en diferentes ataques i batallas navales. Estudió en la Escuela Naval de El Ferrol- pero su paso académico no le dio muy buenos resultados- haciéndose así mismo como marino. Hacia 1791 pasó un tiempo en Cádiz como marino y al año siguiente realizó una expedición por las costas americanas y por la Antillas.
En 1805 participó en Trafalgar a bordo del navío “St. Juan de Nepomuceno” siendo su capitán. Tuvo altercados con Villeneuve ante la estrategia que éste realizó durante aquella batalla. Acorralado su navío por cinco navíos ingleses, Cosme Churruca muere a causa de una bala de cañón durante el altercado.
Es famosa su frase: “Si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero, di que he muerto”.
Cayetano Valdés Flores: (S.XVIII-1835)
Este marino gobernó el navío “Neptuno” en Trafalgar. Fue uno de los pocos sobrevivientes de la gran batalla. Fue herido de gravedad y regresó a Cádiz donde fue ascendido. Muere en 1835.
Francisco Alcedo y Bustamante(S.XVIII-1805)
Este marino cántabro capitaneó el “Montañés” en Trafalgar donde murió como héroe.
El Rey que autorizó la gran guerra de Trafalgar:
Carlos IV de Borbón y Sajonia- Rey de España (1748-1819):
Hijo del famoso Carlos III de Borbón y de Amalia de Sajonia, nace en Nápoles el 11 de noviembre de 1748. Vinculado a la política revolucionaria del país vecino, Don Carlos siempre estuvo bajo el “vasallaje” del general Bonaparte. Esta razón fue una de las cuestiones políticas que en los primeros años del siglo XIX desencadenó el mal entendimiento entre España y la Gran Bretaña que llevó a nuestro país a la guerra con los británicos en Trafalgar. La gran crisis económica por la que pasaba España unida a fracasos militares, la crisis política interior y el vasallaje español ante Francia, Carlos III deja paso a la intrusión francesa en la península durante el marco de varios años. Su primer ministro Manuel de Godoy
(1767-1851)manejó a su antojo a los miembros de la familia real e incluso al propio rey, llegando a ser el “favorito” de la reina Maria Luisa de Parma. Godoy entregó ayudas económicas de España a Napoleón Bonaparte ante la imposibilidad de entrar en guerra con Francia contra Inglaterra cuando se enfrentaron en Finisterre los bandos hispano-franceses y el británico. Carlos IV apoyó a Napoleón pero el príncipe heredero, el futuro Fernando VII que descubrió la trama a tiempo, notificó al bando ingles todos los planes de su padre y el francés. Mejor armados y preparados los ingleses resistieron en Finisterre y posteriormente en Trafalgar. Don Carlos se enojó con su hijo y tardó mucho en perdonarle, hasta que con sus propios ojos pudo ver las intenciones que llevaba su aliado, acabar con el pueblo español, someterlo y hacerse con la corona española. Una vez entrevistados padre e hijo, Carlos IV intentó salvar la corona, retirándose en Andalucía y con intenciones de viajar a América si llegara el caso. Su hijo Fernando consiguió que Napoleón no se hiciera con la corona española al heredar el trono ante la abdicación de su padre. Las tropas francesas entraron de seguida a la península ocupando Madrid. Ante el miedo que conllevó, Fernando devolvió la corona a su padre que al tiempo éste entregó a Napoleón. El pueblo de Madrid se levantó en armas durante unos días entre finales de abril y primeros de mayo de 1808- Motín de Aranjuez. El rey muere en su exilio de Roma en 1819.
Estos son los barcos del bando hispano-francés que participaron aquel día:
España: “El Príncipe de Asturias”, “Santísima Trinidad”, “Santa Ana”, “Rayo”, “San Leandro”, “Monarca”, “San Ildefonso”, “San Juan Nepomuceno”, “Bahama”, “Montanez”, “St. Francisco de Asis”,
“Argonauta”, “San Justo”, “Neptuno” y “San Agustín”.
Francia: “Achille”, “Indomptable”, “Scipion”, “Neptune”, “Redoutable”, “Heros”, “Algeciras”, “Mont-Blanc”, “Fougueux”, “Le Formidable”, “L’Intrepide”,(...)
Las causas:
-Los ingleses tomaron posesión de Gibraltar. España decide en 1782 atacar a la marina británica en aguas gibraltareñas, para arrebatarles el peñón. En 1793 España se alía con Inglaterra para apoderarse del puerto de Tolón. Pero en 1797 volvieron a enfrentarse en la batalla del cabo de St. Vicente, ganando la marina inglesa ante la retirada española, ya que éstos quedaron en inferioridad de embarcaciones.
-Ante el comienzo de la Revolución Francesa, España cierra sus fronteras con Francia. En 1793 se declara la guerra a los franceses. Ante la proyección de Napoleón de invadir Inglaterra desde el Canal de la Mancha, Francia decide aliarse con España y acabar con la guerra que ya duraba mucho. Se firma la paz y los franceses piden al gobierno de Carlos III que entre con ellos en la guerra contra los ingleses. Para mantenerse fuera de la guerra bilateral entre Francia e Inglaterra, España tuvo que pagar una cantidad de dinero a Francia de muchos millones de reales. Aún así, en tiempos de Carlos IV, los españoles entraron poco tiempo después en guerra contra Inglaterra, ante la captura hecha por estos sobre unas embarcaciones españolas venidas de América. Entonces España decide aliarse con Francia y Napoleón ideó el ataque.
Trafalgar:
En 1804 se libró la última gran batalla naval antes de Trafalgar entre la escuadra hispano-francesa y la británica en Finisterre. Aquella batalla bajo el mando del almirante francés Calder fue todo un desastre y a Napoleón aquello no le animó en el momento de volver a enviar su flota a España para un nuevo enfrentamiento naval. Se dijo que la culpabilidad fue de Villeneuve que no supo colocar la flota en una buena posición y eso hizo perder un preciado tiempo en las que hubo como resultado muchas bajas, pero tampoco la meteorología ayudó, ya que persistía una gran niebla.
Poco tiempo después, España aprisionó tres fragatas y hizo la voladura de una cuarta frente al Cabo de Sta Maria, declarando el 5 de octubre de 1804 la guerra a Inglaterra.
La sugerencia fue que la próxima batalla naval fuera nuevamente en España, en el cabo de Finisterre, pero a Napoleón no le interesaba que España se glorificara por aquella actuación ocurrida allí en 1804 y que fueron dirigidos por el almirante Calder y que además fue el prólogo de lo que ocurría posteriormente en Trafalgar. Al regreso de las embarcaciones de Finisterre (España)- Francia decidió otro plan y eligió Trafalgar, cerca del puerto de Cádiz, uno de los puertos marítimos más importantes del país, pero España recelosa ante la superioridad de las embarcaciones británicas y ante el mal tiempo que se esperaba en el puerto no estuvo conforme. El almirante Villenueve contó entonces que la marina española era una armada de poca experiencia y que la batalla no la ganarían. Los españoles no dudaron en criticar a Villenueve, quien decidió al final, encaminarse hacia la batalla para poder recuperar la reputación de buen marinero que en los últimos años había menguado.
Nelson por su parte lo tenía muy claro. Su preparación logística y sus embarcaciones resueltas para la batalla estaban pronosticadas a ganar. El plan logístico hispano-francés era una agrupación de 4 escuadras, de cuatro grupos, pero la logística ordenada por Villeneuve no dio resultados. Los españoles que sobrevivieron dijeron que Villeneuve ordenó unos cambios sobre el plan que no estaban programados con anterioridad. Una de ellas fue que sus oficiales tuvieran “carta blanca”, que Gravina pudiera tener libertad de movimiento o que la escuadra virara en redondo cuando no debiera.
Aquella batalla fue un horror, un mar de sangre en la que solo se oía gritos, zumbidos de los cañones y el olor a polvorín o a humo que causaban el impacto de las bolas de los cañones. La batalla se produjo de noche y con muy mal tiempo, mucho viento y fuertes tormentas. Murieron 400 personas y hubo 250 heridos graves. Entre barcos hundidos y barcos apresados, la flota hispano-francesa quedó derrotada y humillada ante una fuerte armada inglesa.
EL BANDO BRITÁNICO: (Del bando británico solo destacaremos al gran almirante Nelson)
Horacio Nelson- “El Almirante”: (1758-1805) Horacio Nelson nació en Norfolk el 29 de septiembre de 1758, hijo del Reverendo Edmund Nelson y de Catherine Sucklung. De muy joven entró a servir a la marina real conociendo rápidamente las técnicas de navegación. Su vida marina fue muy extensa como su vida personal que la vivió a tope hasta el final de su vida. En 1779 era nombrado capitán de la fragata “Hitchenbroke”. En 1781 participa en la batalla contra los españoles en San Juan de Nicaragua.
En 1784 y después de dos embarcaciones, le encargan el destino de la embarcación Boreas, de gran tamaño y con un gran contingente. Entra de lleno en la guerra de independencia con las colonias americanas de su pais. Vigila las embarcaciones norteamericanas que no comercializasen con las colonias británicas del Caribe. Por entonces atrapó varias embarcaciones norteamericanas de forma “ilegal” siendo posteriormente acusado por esa acción. En 1787 se casó con Fanny Nesbit y poco tiempo después abandona el Caribe y regresa a Inglaterra. En 1793 le destinan al Mediterráneo, a la zona de Menorca, aún allí (en Mahón)existe su casa residencia. A bordo del Agamennon, una embarcación muy hermosa con 63 cañones, Nelson participó en varias batallas navales, sobre todo por el Mediterráneo.
En 1798 toma parte de la guerra contra Napoleón en aguas de Egipto, en la batalla del Nilo.
En 1799 ayudó al reino Nápoles siendo distinguido con el titulo de Duque de Bronte por ese mismo rey. Los reyes de Inglaterra le nombraron Barón Nelson del Nilo y Primer Vizconde de Nelson
1805: El 13 de septiembre Nelson participa con la escuadra británica ante el ataque contra los barcos españoles en las cercanías de Cádiz. Se refugia en el puerto de esa ciudad y entra en la guerra contra los españoles y los franceses en Trafalgar. El día 19 de octubre Nelson se enfrentó a su enemigos con 27 naves. Herido de muerte durante aquella trágica intervención, muere a causa de un disparo con una bala de mosquete, que mediante el hombro le llegó hasta los pulmones. Murió el 21 de octubre de 1805, pereciendo en la famosa batalla de Trafalgar. Su cuerpo fue rescatado a bordo del “Victory”. Su cuerpo fue conservado dentro de un barril de un buen coñac- como dicen los ingleses- y enterrado en la catedral de St. Pablo de Londres.
Para saber más: (libros)
-CONTE LACAVE- Augusto- “En los días de Trafalgar”- 1955
-FERRER COULTO, José- “Historia Naval de Trafalgar”-
-PEREZ GALDOS, Benito “Trafalgar y la Corte de Carlos IV”
-PEREZ-REVERTE, Arturo “Cabo de Trafalgar”-2003.
Webs:
www.batalladetrafalgar.com (español-inglés)
www.churruca2005.com (español- euskara)
Recomendamos la visita al Museo Naval de Cádiz, donde se halla el Panteón de Marinos Ilustres, donde son recordados los que cayeron en Trafalgar. Nuestra intención era rendir homenaje a estos valientes hombres de mar y conocer algo más de aquel suceso que cambió a España.